Cuando escucho la palabra Venecia, no puedo evitar que en mi interior se sienta una ebullición incontrolable. Se cruzan inmediatamente ante mis ojos cerrados, imágenes fulgurantes de arte, belleza y armonía. Veo a Marco Polo y a Casanova, escucho a Vivaldi y Wagner, y nuevamente me prometo volver.
Este libro sobre Venecia me lo ha regalado mi esposo, a sabiendas de que soy una fanática de tan maravillosa ciudad, patrimonio cultural de la humanidad. Siempre que hemos ido a visitarla, el tiempo que hemos estado no nos ha sido suficiente para conocerla, y no porque sea una ciudad muy grande, es todo lo contrario, es mas bien pequeña con sus 414 kilómetros cuadrados que encierran universos de historia.
Lo que sucede es que toda ella es un museo y para conocerla es necesario hacer un plan bien cuidadoso, teniendo en cuenta los días que se ha de disfrutarla. Su patrimonio artístico y arquitectónico es muy grande y siempre nos ha quedado algo por conocer y analizar sobre las diferentes corrientes artísticas que en ella se encuentran, en especial sobre la escuela veneciana que tanto me subyuga.
Probablemente nos llevará bastante tiempo recorrer en detalle las 118 pequeñas islas y los 455 puentes que conforman este sueño, entre góndolas y vapporetos. De lo que sí estoy segura, es de que será un plan romántico e inolvidable. Mucho mejor si nos topamos con su mágico carnaval con antifaces, arlequines y fantasmas.
Bien, este hermoso libro me ha inspirado para elaborar esta pequeña obra de arte religioso que hoy les enseño.
Por razones de trabajo, mi esposo ha viajado a la ciudad de Bogotá y yo lo he acompañado. Como no soy experta en las artes plásticas, aunque siempre me ha gustado pintar, he aprovechado la oportunidad para buscar un profesor experto en la materia, para que me enseñe un poco las diferentes técnicas que se utilizan para la elaboración de este tríptico religioso que me hace evocar a Venecia. He tenido suerte porque he encontrado un excelente profesor, un artista egresado de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia, quien tiene una pequeña academia y diariamente enseña a sus alumnos diversas técnicas de artes manuales. Él es el profesor Oscar Monzón, nuevamente les digo que es un excelente profesor porque además de trasmitir sus conocimientos con profesionalismo, paciencia y dedicación, ha estimulado mi interés por seguir en la búsqueda de nuevos conocimientos referentes a tan noble labor. Desde este, mi blog, le doy las gracias porque, con vocación pedagógica, supo entenderme y ver hasta donde soy capaz de llegar de acuerdo con mis propios conocimientos y habilidades.
Esta obra manual es llamada un tríptico religioso. Es una tabla de madera dividida en tres partes, llamadas hojas, las cuales están decoradas, pintadas y trabajadas con diferentes técnicas de artes manuales. En la parte central hay una figura o imagen de la virgen con el niño, la cual queda protegida por las hojas laterales. Una vez que se pliegan hacia el centro, como si fueran dos puertas, dan la sensación de un altar o de una ventana, o de muchas cosas que se traducen en sensaciones espirituales. En su parte posterior, el tríptico igualmente se ha trabajado, para darle mayor relevancia a la pequeña labor manual.
Cierras la puerta del tríptico para proteger un valor preciado, en este caso la virgen y el niño Jesús. Abres su puerta para venerar a quien amas y para darle rienda suelta al sueño de volver a Venecia para sumergirte en su legendaria historia y ser protagonista de sus leyendas, de isla en isla hasta su infinito pasado.
Bogotá, septiembre de 2015.