Cuando hacía para una bebé estas toallas, bordadas con su nombre y decoradas con apliques alusivos a la infancia, me acordé que antes las personas no tenían las mismas costumbres o hábitos de higiene como existen en la actualidad.
Las personas no se bañaban regularmente, esta buena costumbre no existía y ella es el resultado de una lenta evolución histórica. El concepto de higiene y bienestar, a través de los años, no ha sido siempre el mismo y ha venido transformándose, a la par con la valoración de los olores, la disposición de agua, el espacio y las facilidades tecnológicas.
En el mundo moderno podemos ver diferentes practicas en relación con el baño. Hay lugares en donde el bañarse no es una conducta regular, debido a determinados factores culturales. Hay culturas en donde existe la creencia de que solo si te encuentras enfermo tienes la obligación de bañarte a diario, es decir, quien se baña a diario es porque está enfermo. En otras regiones, las personas no se bañan, ya que creen que con el baño diario se quitan todos los anticuerpos existentes en la piel, los que te defienden de elementos patógenos; aunque si lo vemos bien, no les falta razón ya que esto es muy cierto desde el punto de vista científico, pero se convierte en un problema si se transforma en el hábito de no bañarse.
Estos argumentos no son para nada nuevos, ya que el debate data de hace varios siglos, por ejemplo, en la edad media se creía que el agua caliente debilitaba los órganos y dejaba el cuerpo expuesto a todos los elementos mal sanos del medio ambiente, igualmente se creía que el tener capas de suciedad los protegía de las enfermedades. Como podrás ver, el buen hábito del baño era por lo tanto inexistente, y lo que era peor, había agremiaciones e instituciones que pregonaban tal abstención, como la iglesia, que condenaba el hábito de bañarse por considerarlo un lujo, y era visto como pecaminoso.
Existen documentos que revelan que las personas pudientes se bañaban dos veces al año, como los reyes, y esto era igualmente prescrito por un médico.
Cuando se percataron de que el bañarse no era tan malo, lo hacían aunque no de forma regular, y cuando se bañaban, lo hacían en una enorme bañera llena de agua caliente, en donde se bañaban todos con el mismo agua, iniciando con la persona de mayor rango y terminando con las personas de menor edad.
Sabías que en la Edad Media las bodas generalmente se realizaban en el verano?
El mes de junio era el tiempo preferido, ya que el primer baño del año ( generalmente eran dos ) se tomaba en el mes de mayo, y en ese mes aun se podían soportan los malos olores, aunque en el momento de la boda se pretendía disipar un poco los malos olores existentes llenando los lugares y a la novia con perfumes y flores, especialmente se quiso que ellas llevaran flores en las manos, se cree que así se dio inicio al ramo de flores o bouquet de novia, práctica que aún se conserva en la actualidad, permitiendo que las novias lo luzcan haciendo parte de su lindo ajuar en el inolvidable día su boda.
Al no existir la buena costumbre del baño, lo único que algunas personas podían hacer, era cambiarse constantemente de ropa ya que ellas absorbían un poco la suciedad y la mugre. Como no existía el buen hábito del baño, no había un artículo especializado que les permitiera secarse el cuerpo.
Con la difusión del baño, comenzó a utilizarse cualquier paño o trapo que les permitiera absorber el agua, y con el pasar de los años se percataron de que el secarse con telas que fuesen de algodón, les permitía tener mayor absorción, eran lienzos que les llamaban “Tualia”.
A través de los años, el interés por la higiene corporal fue estableciéndose poco a poco. Esta práctica se fue extendiendo, en la medida en que se fue teniendo en cuenta los buenos resultados en la salud que se tenían con una mejor higiene y con el baño regular.
A finales del siglo XIX fue cuando prácticamente se llegó al diseño y construcción de lo que es un baño como infraestructura, como cuarto o sala de baño colectiva y este se dio gracias a la aparición del alcantarillado y el agua potable, verdadera revolución cultural y de higiene. Inclusive, muchos estados llegaron a reglamentar el funcionamiento de lo que debe ser un buen cuarto de baño, como hoy lo conocemos.