Terapia asistida con animales.
Nuestros dos hijos terminaron su colegio y decidieron ir a otro país para cursar sus estudios universitarios. Cuando nos quedamos solos, mi esposo y yo decidimos tener una mascota. Sentíamos la soledad y un vacío en casa, superada solamente en jornadas vacacionales cuando nos reuníamos con nuestros hijos. Quería que el vacío fuese superado prontamente.
Mi esposo, un 17 de abril, se apareció en casa con un gatico de dos meses. Me acuerdo como si fuera hoy cuando el pequeño Ozzy entró en casa por primera vez. Era tan pequeñito y lloraba la mayor parte del tiempo, en especial las dos primeras noches, a la tercera decidí llevarlo a mi cama para protegerlo y consentirlo, y a partir de ese momento lo perdí como mascota, como animal doméstico. No comprendí que con esa decisión, lo humanicé, de manera que hasta hoy él sigue comportándose como uno mas de nuestra familia. No actúa como un animal, sino como si fuera un niño malcriado y caprichoso. Aunque no lo crean, Ozzy ha sido nuestro principal terapeuta, la mejor manera de relajarnos, nuestra compañía. Con el gatico, en cierta medida, pudimos superar la soledad por la falta de nuestros hijos.
Él siempre ha estado en nuestro regazo, pareciera que nos hablara cuando le preguntamos, siempre está atento a nuestras emociones. Él sabe entender cómo se encuentra nuestro estado de ánimo y así actúa en correspondencia. Cuando uno de los dos se encuentra enfermo, él siempre permanece a nuestro lado como si entendiera lo que nos está sucediendo, siempre demostrando un agradable comportamiento, silencioso, independiente, respetuoso del otro. A Ozzy no le importa nuestra apariencia, ni limitaciones, nunca ha emitido un juicio sobre nuestros defectos o problemas personales. Él igualmente nos brinda momentos dulces con su expresividad cariñosa y su mirada multifacética. En fin, podría describir todos los infinitos momentos que hemos convivido con él durante 11 años que es el tiempo que hemos disfrutado su compañía, pero prefiero resumir afirmando que, definitivamente y con objetividad, el tener en casa una mascota te depara emociones reconfortantes.
Muchos terapeutas recomiendan una mascota para aliviar problemas de salud, físicos o psicológicos. Parece mentira, pero el simple hecho de acariciar a una mascota puede disminuir la dosis diaria de medicinas, entre otras cosas, ya que esta simple conducta afectiva reduce el estrés y conlleva a un estado relajante, tanto para la mascota como para la persona que le demuestra afecto.
Este apoyo terapéutico ayuda a que muchas personas con problemas afectivos, expresen con mayor claridad sus sentimientos y su estado emocional mejore, llegando a ser personas con mayor empatía, a pesar de que su medio sea lo contrario, como les sucede muchas veces a personas que se encuentran en las cárceles o con síntomas de aislamiento, no hay mejor terapeuta para ellos que un gato o un perro, aunque el gato al ser mas independiente puede deambular por cualquier lugar y permitirles entrar en estos lugares brindándoles con su presencia este grato apoyo terapéutico.
No necesariamente hay que estar enfermo, o tener algún padecimiento de cualquier índole para ver los excelente resultados que se obtienen al tener un minino en casa, ya que ellos procuran apoyo a adultos y a niños sanos, ayudándoles a desarrollar seguridad y mayor autoestima.
La terapia asistida con animales: perros, caballos, y mascotas; ayuda entre muchas otras cosas a disminuir la presión arterial, a elevar nuestra autoestima, alivia los dolores físicos, mejora la comunicación entre el paciente y el terapeuta, ayuda a mantenerse relajado para asimilar las directrices del terapeuta, estimulan el autocontrol de aquellas personas con impulsos violentos, dirige al paciente a actuar con racionalidad aceptándose a si mismo tal como es.
La terapia asistida con animales, y en especial con gatos, ayuda a un mayor contacto con los beneficios que da la naturaleza, contribuyendo positivamente a soluciones en la vida de personas con problemas. Para que esta terapia sea beneficiosa, en ciertas ocasiones es conveniente explicársela con claridad al paciente, para que éste sea consciente de la situación terapéutica, y entienda que el interactuar con el animal la llevará a obtener mayores beneficios.
La introducción de animales para el trabajo terapéutico en los últimos años ha crecido, aun cuando esta técnica no se encuentre plenamente reglamentada, lo que conlleva a que algunos sean algo escépticos ante la actividad y sus resultados. Pero lo que no podemos negar, es ese vinculo que siempre ha existido entre el hombre y el animal, lo que ha animado a muchos profesionales de la salud a utilizarlos en sus sesiones terapéuticas y reconocer mejorías en muchos aspectos de la salud del ser humano.
No considero que la terapia asistida con animales reemplace las tradicionales modalidades de tratamientos, sino que se ajuste a ellas. Podemos decir que no es lo máximo en la búsqueda de solución a problemas, sino que la encuentro como un medio idóneo, un instrumento mas en la terapia.
Esto nos demuestra que no solo los seres humanos somos los guardianes de nuestra propia salud, no solo somos nosotros nuestros mismos médicos, hay otros seres vivos que igualmente, y sin saberlo, pareciera que hicieron el juramento hipocrático. A mi personalmente me gustan mas esos que ronronean cuando los acaricias, esos que tienen unos bigotes largos, que tiene unas garras afiladas. Sí, esos médicos, los que nos hacen compañía, ellos, tal vez sin tener idea, son nuestros terapeutas las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Los gatos conviven con los seres humanos desde hace muchísimo tiempo, y son las mascotas mas populares del universo. Se afirma que la domesticación de los gatos data de 7.000 años antes de Cristo. En la antigüedad en ciertas culturas, como en el antiguo Egipto, eran sagrados y adorados como dioses. Igualmente los asociaban con elementos mágicos, ya que a través de ellos se podía alcanzar la curación de enfermos, ya sean con problemas físicos o mentales. En el siglo XVII, en Europa, muchas instituciones mentales utilizaban gatos en su terapias para ayudar a los pacientes a superar sus crisis, ya que experimentaban una mejor relajación.
Se ha escrito tanto de los gatos, con narraciones de muy diversas historias que van de lo divino a lo pagano. Diferentes culturas los aprecian o los tratan como animales que no traen buena suerte. Igualmente se encuentras infinidad de cuentos para adultos o para niños, donde los gatos son los personajes importantes; desde mi infancia conozco el inolvidable cuento de Charles Perrault “El Gato con botas”, escrito en el año 1.697, en donde se expone una de las principales características de su personalidad, como lo es su astucia, su capacidad de ayuda a los demás; en nuestro cuento, ayudar a Benjamín, el hijo del molinero, a casarse con la princesa. También es muy popular la obra de literatura infantil del Dr. Seuss publicada en 1957, originalmente titulada “The cat in the hat”, en la que un gato hace el papel pedagógico para millones de niños.
Se conocen historias de gatos que han recorrido grandes distancias buscando recuperar a su familia humana, en franca demostración que lo de la ingratitud es una fama inmerecida. La empatía es mutua, tornándose en inquebrantable interdependencia entre la mascota y su familia.
Recuerdo mi época de estudiante en la Universidad, en la Facultad de Psicología estudié a Sigmund Freud, padre del psicoanálisis. Él utilizaba diferentes razas de gatos en el trabajo con sus pacientes en el consultorio; experimentaba que los pacientes estaban más relajados, y de forma natural y más espontánea dejaban fluir sus sentimientos. Freud decía que “el tiempo pasado con los gatos nunca se pierde, o nunca es malgastado”.
El convivir por tantos años con Ozzy mi mascota minina, me ha permitido analizar cómo es su conducta, haciendo un poco de etología. Él puede despertar diferentes clases de sentimientos en las personas, suele ser carismático, leal y muchas veces humilde, pero también tiende a ser travieso y arrogante. Y quién no?
Al ser un gato doméstico puede soportar diferentes temperaturas y adaptarse igualmente a diferentes ambientes, lo veo muy feliz al comer, se toma todo su tiempo para hacerlo, si no se le da su comida a la hora indicada él demostrará, de cualquier manera, que es su hora de comer. Por ejemplo, puede volverte loca de tanto maullar, o igualmente puede solo mirarte fijamente, con una mirada inquisidora y fija, que si la analizas bien, pareciera que todo lo que él te quiere decir es cierto, es toda una gran verdad: el tiene hambre y tu eres su esclavo, razón por la cual es menester obedecer pronto la satisfacción de sus necesidades.
Sus desplazamientos son elegantes de felino arrogante, pero también puede llorar como un bebé cuando quiere transmitir insistencia sobre un ruego. Igualmente, cuando duerme lo encuentro muy relajado y tranquilo, y mas aún cuando duerme en su propia cama, que es igualmente en donde nos corresponde dormir a nosotros. No me es permitido olvidar que, desde aquel día, cuando el gatito recién llegó y decidí subirlo a nuestra cama, nosotros ahora vivimos con Ozzy en su casa, es el precio que debo pagar por tan invaluable compañía.
Todo marcha muy bien desde cuando he entendido claramente que, yo no tengo una mascota, la verdad es que Ozzy nos tiene a nosotros como invitados en su hogar. Felizmente acepto su generosidad.
Miami, Florida, Abril 29 de 2015.