Hoy quiero rendir un homenaje a mi querida abuelita Sara. El año pasado cumplió 93 años, a mi juicio bien vividos, con una sonrisa tan permanente como su buen humor. Mamá Sara es la madre de mi padre quien, desafortunadamente, ya no está con nosotros.
Prácticamente desde que tengo uso de razón la he visto reír y trabajar. Ha actuado como una profesional de la apicultura. Aún hoy yo disfruto de su trabajo en el campo con sus abejas, disfruto igualmente de esa sabiduría que le ha dado la vida y que le permite conservar una alegría permanente haciendo que todo lo bueno sea mucho más bueno y lo negativo se diluya con una buena broma. En mi abuelita, la alegría no es solamente una acción, sino un dibujo de su espíritu. Una risa inocente de Mamá Sara convoca la felicidad de toda su familia y la fortaleza de la colmena.
Ella posee uno de los factores mas constructivos de un ser humano, como lo es plantearse desde muy temprana edad un proyecto de vida, y lo ha sabido hacer y vivir intensamente. Siempre se proyectó dentro de su plan, y hoy podemos verla realizada, ella es siempre un ejemplo para toda la familia. Su proyecto de vida demuestra su vigencia y su tenacidad para vivir y solventar las adversidades que ha enfrentado en su camino.
Este proyecto de vida, que muy seguramente se planteó desde muy temprana edad, ha demostrado exitosamente su autonomía y su forma de ser, libre ante ella misma. Estoy segura que lo construyó de modo consciente, planteándose todos sus valores y la realidad que le mostraba su propia experiencia y existencia . Un día decidió ser apicultora, y seguramente se lo planteó como vivencia y como negocio. Pero una forma de negocio particularmente modificada, ya que a todos en nuestra familia nos halaga con frecuentes regalos de miel deliciosa. Pero nuestra familia es bien grande y a todos nos ha regalado el fruto de su trabajo como es esa miel, esa miel que para obtenerla, además de necesitar ciertas técnicas depuradas, ella pone todo su amor y ganas. En fin, ella en su vida ha sido mas laboriosa y lista que los abejitas silvestres que viven en el campo.
Siempre que tengo el placer de saborear su miel, puedo definir de cuáles flores han podido extraer las abejas ese néctar bendito. Y lo se no porque tenga los suficientes conocimientos sobre la apicultura, sino porque Mamá Sara siempre está hablando sobre las flores que se dan en cada temporada en la zona. Y si uno ha tenido la oportunidad de estar en el campo y en especial en la región donde ella tiene sus colmenas, que es en un pintoresco pueblito de la costa caribe colombiana, uno puede determinar cuáles son las flores que predominan según la época del año, y así saber cuáles son las flores de donde las abejas obreras liban el néctar, como las del azahar del limón, su néctar es muy característico, o las rosadas del mata ratón (gliricidia sepium), tan típico en esa cálida región.
Existen muchas variedades de miel y ellas dependen básicamente de los sembrados de donde las abejas recolectan el néctar. Puedes imaginarte que existe una miel con néctar de la flor de aguacate, de níspero, de arándanos, de naranjos, de girasol, de acacia, de almendro. Es que el néctar procede de las plantas y por lo tanto, así son sus propiedades terapéuticas, como las plantas medicinales cuyo néctar pasa a la miel y se mantiene. De manera que se conservan sus propiedades de sanación, por ejemplo una miel de azahar tienen propiedades relajantes, la de tomillo sirve para aliviar los dolores estomacales. En fin, cada miel tiene una propiedad específica proveniente del tipo de flor.
El veneno de las abejas igualmente tiene sus propiedades curativas, ayuda a mejorar la salud del ser humano. Gracias a la picaduras de abejas, los apicultores no sufren de reumatismo Muchas enfermedades se pueden curar mediante la apitoxina liberada en la picadura de abejas. La apiterapia permite un uso terapéutico y preventivo ayudando a curar dolencias sobre todo las enfermedades autoinmunes y la esclerosis múltiple, igualmente la artritis, hernias discales o dolores de espalda. Solamente es necesario establecer primero si la persona es alérgica a la picadura, ya que podría morir en la experiencia. Todos los productos de la colmena son útiles para la vida saludable y son la base de la apiterapia como medicina complementaria y alternativa que utiliza para sus fines curativos los productos apícolas como la miel, el polen, la jalea real, el propóleo, el pan de abeja, la cera y el aire de la colmena.
A pesar de todas las maravillosas ventajas que poseen sus propiedades, el ser humano está matando a las abejas. Como agente polinizador, las abejas son irreemplazables. Se dice que mas del 60 % de las plantas necesitan polinizarse para obtener el mejor fruto de ellas, hoy en día hablamos del descenso del número de abejas y de los problemas de la polinización, nunca antes la humanidad había tenido este problemas ya que las abejas y su miel han existido en todas las civilizaciones. Ya desde los mas antiguos textos sagrados se hablaba de los ríos de leche y miel.
El ser humano no ha podido aún fabricar ni una sola gota de este néctar de los dioses, hoy a pesar de la industrialización y sus mejores técnicas, no se ha podido llegar a producir miel. Es que hay cosas en la naturaleza que el hombre moderno no ha podido reproducir y esto le sucede a la miel, por lo que se hace necesario ser cada día mas consciente de la situación en que se encuentra la apicultura a nivel mundial.
Hay muchas amenazas para seguir obteniendo este alimento insuperable, como por ejemplo la producción agrícola a gran escala y con características de monocultivo, ha desequilibrado la dieta alimentaria de las abejas lo que le ha producido un desequilibrio alimenticio por la falta de nutrientes, todos los seres vivos necesitan una dieta diversa en nutrientes.
La utilización de pesticidas en grandes cantidades para obtener un mejor resultado comercial en los frutos de los cultivos, ha amenazado igualmente a estos polinizadores que antes se encontraban de forma silvestre, lo que ha hecho que el hombre tenga la necesidad de promover la reproducción de abejas de forma doméstica, para poder así solventar en parte su carencia y su necesidad como agente polinizador .
Dicen las personas que investigan sobre el tema, que la producción de la colmena se ha reducido en un 50%, debido a la industria de químicos utilizados en los grandes cultivos agropecuarios, lo que conlleva a una gran mortandad tóxica. En algunos países hay un control del uso de los plaguicidas sistémicos; los pesticidas y los insecticidas se prohíben por tiempos determinados, y aunque estos términos no son suficiente para conservar la biodiversidad igualmente no existen los controles suficientes para el no uso de los mismos.
Las empresas que producen los insumos químicos, se interesan mas por su venta que por el mantener un ecosistema en equilibrio. Su comercialización se ha disparado, pero a mi parecer ellos no solamente son los únicos responsables del problema, la agricultura intensiva y los monocultivos se han sumado para que estos productos químicos vayan de la mano como causa de la alarmante disminución del universo apícola.
Cuando se acaba la floración de un lugar y se disminuye dramáticamente el número de abejas, los apicultores se han visto en la necesidad de crear y producir colmenas y alquilarlas en los cultivos para que las abejas realicen su tarea primordial en la naturaleza, la polinización de las plantas. Pero esto es un círculo vicioso, ya que sí se reproducen en muy buena cantidad, pero igualmente ellas se mueren, debido a que sale una gran población de abejas de las colmenas y muchas son las que no llegan nuevamente a su morada, mueren en la realización de su tarea vital, por encontrar grandes cantidades de productos tóxicos.
Las empresas que producen los plaguicidas dicen que es imposible hacer agricultura sin utilizar estos productos químicos. Para ellos lo importante es el producto, el fruto, lo que lleva a la utilización de químicos solo de forma preventiva. Realmente lo importante para ellos es el negocio. Actualmente los sembrados que no utilizan plaguicidas, los cultivos llamados orgánicos, son muy pocos; su multiplicación ayudaría a que se mantuviera un gran volumen de abejas de manera silvestre.
Otra problemática existente, que genera un gran descenso en el universo de abejas, se origina en parásitos y hongos que atacan la colmena. Muy pocos países invierten en la investigación y solución a esta tragedia. El hecho cierto es que hoy, en un mundo cada vez más globalizado, las abejas tienden a desplazarse del campo a la ciudad. Es irónico, pero hoy las abejas están prefiriendo más vivir en los centros urbanos que en el ambiente rural. Con todo y polución, las ciudades hoy atraen mas a las abejas, desplazadas por los químicos en los sembrados. Con esta increíble migración, se acarrean problemas para los seres humanos ya que no sabemos cómo tratar las abejas en caso de encontrar un panal en un lugar habitacional. Ellas prefieren el humo de la ciudad que los tóxicos del campo.
La condición humana muchas veces es contradictoria y en esta problemática es muy palpable, ya que se necesita de estos grandes polinizadores, pero a la vez los matamos. A dónde llegaremos? No se entiende cómo matando nuestras valiosas abejas, se podrá mantener un equilibrio en la biodiversidad del planeta y un desarrollo sostenible.
Yo soy feliz de disfrutar mi sagrado derecho de tener una abuela, sobre todo una abuela que promueve un ambiente sano, sembrando abejas y colmenas desde hace muchos años y deleitándonos con una miel rica en sabores, profunda en tonalidades, y saludable en esencia. Ella construyó un panal mágico, alimentando con su jalea real a sus hijos, nietos y bisnietos.
Mamá Sara sigue entregando sus botellas de miel eterna, ahora también a sus tataranietos que crecen sanos como sus abejas silvestres. En lo que nadie había reparado hasta hoy, es que Mamá Sara es la abeja reina de nuestra colmena.
Miami, Florida, enero de 2015.