Buscando en la literatura técnica, y trayendo a mi mente los documentos de referencia que tuve cuando era estudiante en la facultad de psicología, encuentro que no hace falta una búsqueda muy intensa para determinar que el odio, en cuanto a su significado, viene siendo el mismo desde tiempo atrás: ese sentimiento decadente, aversivo, repulsivo, que ha desencadenado guerras, violencia y discriminación por donde quiera que nace.
El odio, sentimiento que se encuentra únicamente en los seres humanos, existe desde que habitamos en la faz de la tierra. Punto negro que habita en nuestro ser, y se activa cuando no se está de acuerdo con lo que pasa. Usualmente utilizado como herramienta de poder, con una inmensa fuerza destructora.
Pareciera que, hoy en día, el odio prolifera como una pandemia, y ésto se debe a la capacidad que ahora tienen los medios de comunicación, en particular las redes sociales que son su principal catalizador.
Aunque también es cierto que hoy en día, no únicamente las redes sociales son las encargadas de hacer que esos mensajes de odio lleguen a donde se pretende. También los encontramos en periódicos, revistas, en grafitis, etc. Mensajes de odio resguardados en uno de los principales derechos de la democracia, como la libertad de expresión.
Ese derecho fundamental, que tenemos todos los seres humanos, ha sido consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Todos podemos exponer y expresar libremente nuestra forma de pensar. Cualquier forma de expresarnos es válida, aun cuando el otro no esté de acuerdo con lo que decimos, por lo que se hace necesario respetar lo que el otro piensa. En otras palabras, la libertad de expresión proviene la libertad de conciencia.
Lo que sucede hoy en día, es que muchas opiniones plasmadas en las redes sociales, se encubren ante la majestad del derecho de libertad de expresión, transmitiendo mensajes radicales, logrando que nuestra convivencia en este mundo sea más difícil. Algunos mensajes creen disponer de toda la verdad y asumen el derecho de juzgar a otros, sin tener en cuenta que sus derechos terminan en donde comienzan los derechos de los demás.
Esos mensajes de odio que frecuentemente encontramos en las redes sociales, no solamente son mensajes despectivos, son algo más que eso. En ocasiones obedecen a mensajes elaborados sistemática y deliberadamente, trabajados y muy pensados. Son algo más que un impulso del momento, ya que los elaboran de manera organizada y permanente, con el propósito doloso de alcanzar unas metas propias, usualmente destruyendo todo aquello que no se comparte.
Pareciera que, hoy en día, hubiera mas mensajes de odio que en épocas pasadas. Anteriormente los mensajes de odio demoraban un poco mas en germinar. Ahora, con el desarrollo vertiginoso de los medios de comunicación, éstos se propagan más rápidamente, amparados en el anonimato garantizado, que permite decir lo que se pretende, con toda la contundencia y fuerza, sin medir consecuencia alguna.
El odio en el mundo actual se difunde de forma tan específica y rápida a través de las redes sociales que existen infinidad de ejemplos que podemos fácilmente encontrar a la mano. Abundan los mensajes de odio, por ejemplo, contra los islamistas acusándolos de terroristas; de sectas musulmanes contra cristianos; contra los homosexuales en Rusia; contra los inmigrantes en Estados Unidos; contra suramericanos en España; contra los gitanos en Europa Central; odio de los supremacistas blancos contra los negros; odio en muchas partes.
En las redes sociales a diario encontramos tantos mensajes de odio en muy diversos ámbitos de la vida social: discriminación racial, etnicidad, orientación sexual, discapacidad, religión, ideología, política, género y nacionalidad.
Estos mensajes de odio se transforman, muchas veces, en crímenes de odio. No solamente se trata de difundir un mensaje, sino de materializar el odio y hacerlo muy creíble. El odio busca transformarse en daño y amedrentamiento, de manera que el promotor del odio busca el éxito pasando de la amenaza al hecho, consumando un daño, no solamente contra una víctima, sino especialmente contra todo un grupo objeto de su odio.
Uno de los elementos característicos del odio es el de que cada día se plantean nuevos argumentos que refuerzan la pasión destructiva.
Es una espiral de nunca acabar, es un pensamiento de vida, como si fuera un estilo de vida. Quien odia nunca se sentirá satisfecho con las acciones que promueve, cada día necesita alimentar y desarrollar su pasión, de manera que quien odia vive y muere víctima de su propio veneno.
Soy totalmente intransigente –aunque en mi vida no utilice mucho este concepto, por considerarlo intransigente- con los mensajes que promueven la xenofobia, el racismo, el fundamentalismo, la homofobia, el militarismo, el fanatismo, y cualquier otra forma de odio o discriminación. Me niego a reproducir mensajes que no respetan la integridad del otro, y más aún cuando estos mensajes de odio son transmitidos por personas que en el mundo ostentan mucho poder, ya que muchas veces son potencialmente modelos a seguir.
Ante la duda, cuando recibas un presunto fake news o noticias falsas, discursos de odio, memes, o cualquier mensajedisfrazado de conceptos aparentemente interesantes, te invito a que actúes y no seas indiferentes y mucho menos multiplicador. Envíale un mensaje directamente al remitente, de forma privada, no lo hagas a través del grupo si existe, ya que esto se puede prestar para que el que lo difunde haga más apología al delito, y generarás polémica, que es una de las cosas que quienes promueven el odio, pretenden para así poder ampliar el tiempo y alcance de su influencia. Manifiéstale que no estás de acuerdo con el mensaje y que sería conveniente que cambiara su discurso. Si el promotor del odio persiste en su tarea de desinformar, déjalo de lado y no compartas el mensaje, ni amplíes el círculo de su influencia, ellos buscan que se les preste más atención de lo debido.
Igualmente, si quieres responderle hazlo con respeto, exponiendo argumentos sólidos, atacando al contenido del mensaje no a la persona. Ten cuidado de hacerlo con sumo respeto, y no utilizar palabras que permitan avivar un debate innecesario. Esto seguramente, para algunos, será muy difícil, por lo que puedes igualmente enviar un emoji de rebobinar -son las dos flechas hacia la izquierda- que encontrarás en tu teléfono móvil o computador. Este emoji fue el ganador de un concurso en Facebook que se hizo para hacer frente a los mensajes de odio que diariamente se encuentran en las redes sociales. Los ganadores fueron un grupo de alumnos de la Universidad de CEU de San Pablo de Madrid, España. El proyecto lo llamaron Proyecto Rewind (rebobinar), ellos pretenden con esto combatir el odio en las redes sociales a base de respeto.
Indudablemente las redes sociales han revolucionado nuestra forma de comunicarnos, marcando un antes y un después, en la forma como nos relacionamos con los demás, ayudándonos a eliminar infinidad de barreras que de una forma u otra nos impedía comunicarnos, realmente este es un triunfo de la humanidad. Pero así como la vemos como un éxito, ellas nos ha generado problemas que antes no existían, como el poder manifestar tan de forma frentera esas emociones de odio o insultar a los demás sin importar lo que le puede afectar. Lo más desastroso de la situación es que muchas veces esta conducta se ampara en el anonimato y es hecha de forma masiva, con el infortunio de quedar grabado en la red.
Considero que el principal problema de los mensajes de odio y los fake news no es solamente ellos en sí, (que lo son), sino que con la cotidianidad, pareciera que los encontramos normal, como si las descalificaciones fueran parte de nuestra vida. Por lo que se hace necesario que ayudes a eliminarlos de las redes, tu granito de arena se sumará a ello. Si tienes duda ante un contenido en la red, consulta con un experto o expresa tus opiniones con tono amable y sincero.
Igualmente, puedes abogar para que en tu país se desarrollen leyes que contemplen penas contra la incitación al odio, o dejen de ser tan permisivas como lo que vivimos actualmente y dejemos de vivir como si viviéramos en una selva donde todo se vale para poder subsistir.
Sin duda, la vida me ha enseñado que en lugar de odiar, es muchísimo mejor amar. Quien odia vive en el dolor, quien ama vive feliz.
Cartagena de Indias., marzo de 2018.
2 comments
Excelente articulo Beatri, estoy de acuerdo y ya habia decidido no ser participe de esta ola de odio. De hecho, hice ayuno de facebook y noticias por 21 dias y realmente fue muy desintoxicante.
Amar es lo mas hermoso que hay,quien ama de veras no tiene espacio en su ser para odiar.Estoy de acuerdo con tu hermoso mensaje.