A Blondy, nuestra querida gatica (2004 – 2017), ahora que está jugueteando en otra galaxia con estrellas fulgurantes y ronroneando sumergida en nubes mullidas, habiéndonos dejado la inmensa alegría de haber compartido tantos años de compañía y amor, con mucha gratitud porque sabemos perfectamente que fue feliz, amorosa, inocente y juguetona.

Despedida a mi gatica inolvidable.
“Oda al gato’’ de Pablo Neruda.
Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares,
gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente
terminado,
camina solo y sabe lo que
quiere.
El hombre quiere ser
pescado y pájaro,
la serpiente quisiera tener
alas,
el perro es un león
desorientado,
el ingeniero quiere ser
poeta,
la mosca estudia para
golondrina,
el poeta trata de imitar la
mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a
rata viva,
desde la noche hasta sus
ojos de oro.
No hay unidad
como él,
no tienen
la luna ni la flor
tal contextura:
es una sola cosa
como el sol o el topacio,
y la elástica línea en su
contorno
firme y sutil es como
la línea de la proa de una
nave.
Sus ojos amarillos
dejaron una sola
ranura
para echar las monedas
de la noche.
Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón,
nupcial
sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperie
reclamas
cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,
porque todo
es inmundo
para el inmaculado pie del
gato.
Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y
perteneces
al habitante menos
misterioso,
tal vez todos lo creen,
todos se creen dueños,
propietarios, tíos
de gatos, compañeros,
colegas,
discípulos o amigos
de su gato.
Yo no.
Yo no suscribo.
Yo no conozco al gato.
Todo lo sé, la vida y su
archipiélago,
el mar y la ciudad
incalculable,
la botánica,
el gineceo con sus
extravíos,
el por y el menos de la
matemática,
los embudos volcánicos
del mundo,
la cáscara irreal del
cocodrilo,
la bondad ignorada del
bombero,
el atavismo azul del
sacerdote,
pero no puedo descifrar un
gato.
Mi razón resbaló en su
indiferencia,
sus ojos tienen números
de oro…

Despedida a mi gatica inolvidable.
Mi inolvidable gatica Blondy, has partido tal como has llegado a nosotros. Llegaste silenciosa e igualmente te marchaste sin hacerte sentir. Trece años de afecto y ternura dejando en nuestros corazones un lugar especial para ti. Te adoptamos y dimos un espacio en nuestra familia inter-especie.

Despedida a mi gatica inolvidable.
Siempre demostraste agradecimiento con tu manera de ser, linda y especial, dejándote querer y consentir. Mi gatica voladora, cuando en el accidente caíste al vacío desde el piso 14, supimos que nunca nos alejaríamos. (ver http://www.beatrizdesigns.com/mi-patchwork-y-un-milagro-llamado-blondy/ )

Despedida a mi gatica inolvidable.
Ahora recordamos tu presencia delicada, ese andar de pantera, elegante y sutil, entendías perfectamente que te amábamos. Recuerdo cuántas veces te perseguíamos cuando te íbamos a bañar, recuerdo ahora que por las noches siempre compartías tu sueño con mis hijos. Ellos, que siempre supieron comprender la importancia y las ventajas de tenerte en casa, aunque se que muchas veces, de eso sí te aprovechabas y sacabas ventaja, ronroneando a tal volumen que no dejabas dormir.

Despedida a mi gatica inolvidable.
Hoy estamos tristes por tu partida, pero damos gracias a Dios por habernos permitido compartir tu existencia y tantos años de sonrisas y alegrías. Te has ido, pero vivirás siempre en la eternidad de nuestros corazones. Nuestro querido Ozzy también extraña tu presencia (ver http://www.beatrizdesigns.com/migatoterapeuta/ )
Mi experiencia profesional, me ha enseñado que estas palabras algunas personas no las compartan. Quizás dirán “no te preocupes tanto si era solamente un animal”. No entienden estos sentimientos de tristeza. Se sorprenden ante tales emociones, ante mis lágrimas, que brotan tras la muerte de una pequeña amiga de cuatro patas. Ella que era parte de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestro hogar. No pueden entender que con esa criatura uno ha compartido muchas experiencias de su vida, alegrías y tristezas. Ella siempre ha estado a nuestro lado de forma incondicional. Aprendimos a manifestar nuestros afectos, igualmente desarrollamos mejor la sensibilidad, el cariño y la ternura. Pero tales personas, lógicamente, no son culpables de no entender este duelo, ya que hay cosas en la vida que solamente entendemos si las hemos vivido. Y el duelo sobre una mascota, es una de ellas, es una tristeza que se vive como cualquier pérdida de un ser querido, aunque les parezca algo raro.

Despedida a mi gatica inolvidable.
Hago este comentario porque entiendo perfectamente a estas personas y quiero dejar en claro que, la tristeza por la pérdida de un ser querido ya sea una mascota, o un familiar, o alguien muy cercano, nos deja un duelo, sentimiento que solo el tiempo se encarga de administrar.
Todos deberíamos visitar la antesala de una clínica veterinaria, en donde encontraremos a personas con sus mascotas y observar el sentimiento profundo que los envuelve. Somos mas humanos en cuanto mas nos integramos con los demás animales.
Mi gatica, como buena felina femenina se movió con elegancia y ahora, se desplaza por el horizonte infinito de la alegría, dejándonos la tranquilidad de que hicimos todo para que ella siempre fuera feliz.
Bogotá. D.C,, enero 31 de 2017.